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Bajo un manto de estrellas (1981) de Manuel Puig es una comedia que parece simple y sencilla pero que no deja de ser encantadora. Lo de simple y sencilla viene a cuento de una estructura dramática en donde los recursos que se le ofrecen al espectador son prácticamente los mismos pero reformulados. La cuestión cíclica del texto dramático hace que tres de los actores deban encarnar varios personajes. Los cinco actores de la obra se lucen y despliegan sus artimañas para hacer agradable una obra donde siempre merodea el tema del encierro, la obsesión y la decadencia de una clase ociosa. La pareja de padres  comienzan la acción llena de tics y atados prácticamente a la audición de una radionovela que llena su tedio, planteando el conflicto a la manera del absurdo, pero el desarrollo de la trama va a demostrar que el conflicto principal es real y bordea la locura y la muerte. 
Un texto que el programa destaca como el primero para teatro de la carrera de Puig e inédito hasta el momento, y donde los tempos narrativos son muy importantes y ajustados. Por otra parte,  es una obra que juega con el tiempo histórico, pero por más que se sitúe a fines de los años 40 y esté escrita en 1981, realiza un planteo que cala en el presente. La cuestión de que exista un relato previo, una historia llena de intrigas y mentiras, con secretos no muy bien guardados, pero que a la vez este relato se imponga a lo real, no aceptándolo, y tratando de ajustar los hechos nuevos que se suceden a una versión de las cosas preexistentes, logra traer la pieza al hoy. La alineación de los personajes principales que son los que conducen la trama resulta perjudicial hasta para los que reconociendo ese problema tratan de sacar beneficio. Las muertes se suceden pero la fantasía que no se modifica sirve para justificarlas. Al final la nueva generación representada en una trabajadora de la clase humilde, que se acerca con buenas intenciones, es la única que pueda escapar de esa telaraña, reconocer la falsedad, y escapar con un botín más que suculento, el futuro. Todo se amolda a una historia llena de diálogos, que aparenta una fluida comunicación, pero que en su encierro y bajo un manto de estrellas, son una sucesión de palabras, para que nada se modifique. Con una poética que en algunos de sus procedimientos obedece al absurdo de amenaza, Puig consigue producir una textualidad donde la metáfora e ironía se unen para conformar un relato que se vuelve sobre sí mismo en un espiral temporal donde vivos y muertos construyen desde sus miradas diferentes una historia no lineal, una sucesiva interpretación de los hechos.
 

El Autor

                                                                                        Manuel Puig

  • Iconoclasta, comprometido, mitómano, terriblemente sincero, de personalidad compleja, amante de la prosa recargada y florida, su obra es literalmente inclasificable.
  • Manuel Puig nació en General Villegas, Provincia de Buenos Aires el 28 de diciembre de 1932.
  • En 1946 se trasladó a Buenos Aires para empezar como pupilo en la escuela secundaria.
  • Comenzó por entonces su temprana fascinación por el cine, debido a su asistencia regular a los maitines de los domingos.
  • En 1951 inició sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras.
  • En 1956 viajó luego a Roma para estudiar con una beca dirección en el Centro Sperimentale di Cinematografía
  • Pasó luego por Londres y Estocolmo, donde enseñó español e italiano, trabajó como camarero y escribió sus primeros guiones para películas.
  • Entre 1961-1962 trabajó como asistente de dirección en diversos filmes en Buenos Aires y Roma.
  • En 1963 se mudó a New York, donde comenzó a escribir su primera novela La traición de Rita Hayworth, terminada en 1965, con la que se introduce dentro de la narrativa argentina.
  • En diciembre de ese mismo año la novela fue finalista de Premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral, y en 1969, fue proclamada como la mejor novela del período 1968-1969 por el periódico "Le Monde".
  • En 1967 regresó una vez más a Buenos Aires para comenzar a enfrentar sus problemas con la censura.
  • Experimentó siempre una curiosa pero enriquecedora combinación entre la literatura y el cine.
  • Era crítico hasta con sus mejores amigos o con las personas más cercanas que le podían ayudar.
  • Durante el exilio se llevó mal con los intelectuales argentinos por su falta de compromiso ideológico y político, aunque en realidad, Puig sí que estaba comprometido profundamente con algo: la libertad sexual e individual, para él de más importancia que la libertad política o ideológica.
  • Por tanto, no es de extrañar que Manuel Puig renegara de los movimientos colectivos, por muy liberales que fuesen.
  • Con su muerte prematura, el 22 de julio de 1990, (Cuernavaca, México) la literatura hispanoamericana perdió un escritor insustituible.
  • Su obra iluminó el mundo literario argentino de finales de los '60 y convulsionó la elite intelectual de los '70, aunque se le reconoció en el mundo anglosajón antes que en su Argentina natal.
  • Sus libros han sido traducidos a muy diversas lenguas, convirtiéndolo en uno de los autores argentinos más leídos.
  • Su obra sigue vigente en Argentina donde es estudiada con profundidad en las universidades. Dejó inconclusa su novena novela: Humedad relativa: 95%.